TRANSICIONES Y CONVERGENCIAS.
El parque se ubica hacia la zona oriental de la ciudad. Un espacio paralelo hacia un margen de la Av. Pedro Romero que atraviesa casi en una diagonal la ciudad desde Oriente hacía el norte. En el sitio se encontró una estructura existente en malas condiciones que es utilizada, principalmente, por adultos y ancianos en horas del día cuando hay luz natural. Es una estructura tipo “teatrino” o “anfiteatro” de solo 3 gradas. Del resto, el espacio encontrado tiene algunas árboles de grande y mediano tamaño y una serie de inscripciones sobre el suelo de tierra hecha por el paso de los peatones a lo largo del tiempo. Es espacio con área de 1180m2, también tiene una particularidad: colinda con un canal de drenaje pluvial, el “Chapundún”.
Con esta información y algunos diálogos con algunas personas de la comunidad, se planteó el diseño del parque como un espacio de encuentro vecinal, contemplación y tránsito peatonal.
Recuperando el teatrino, empezamos a organizar el espacio para el encuentro, así mismo insertamos otro espacio para la recreación infantil confinado con bancas y asientos para que rodeando este espacio incentive también el encuentro entre vecinos y comunidad. Planteamos, también, un espacio de contemplación, que también tiene su función como zona de asilamiento sobre el borde del canal pluvial, que por norma se debe dejar sin construcciones. Estos tres espacio son permeados y entre sí conectados por senderos que corresponden a las inscripciones encontradas en la tierra. Son esas manifestaciones espontáneas que rescatamos para volverlas decisiones de diseño.
Insertamos una gran pérgola que, desde un punto central, articula los tres espacios y los senderos del parque. Y que a manera simbólica, busca que se construya un tejido desde las estancias y las conexiones, con los vecinos intergeneracionales.
Sobre la vegetación, mantenemos la existente y ampliamos los “individuos”, planteando siembra de otras especies frutales y forestales nativas. También algunas especies ornamentales.